En 1934, España estaba experimentando una profunda crisis económica, resultado de la mala gestión del gobierno del Primer Ministro Miguel Primo de Rivera. La disminución de salarios y los recortes en el gasto público habían generado una situación de insatisfacción generalizada entre la población. El 10 de octubre, una revolución estalló en Asturias, conocida como la "Revolución de Octubre". Más tarde, se extendería a otras regiones. El gobierno de Primo de Rivera fue derrocado y una República provisional fue proclamada. El nuevo gobierno estaba liderado por Alejandro Lerroux, quien llevó a cabo una amplia reforma económica para mejorar la situación de los trabajadores. El nuevo gobierno también decidió ampliar el sufragio para incluir a mujeres y a los trabajadores. Esto fue una importante victoria para los movimientos obreros y sociales. Sin embargo, el gobierno de Lerroux fue muy inestable y terminó en una guerra civil en 1936.
En el año 1934, España estaba gobernada por la Dictadura de Primo de Rivera, un régimen militar que estuvo en el poder entre 1923 y 1930. Esta dictadura fue sucedida por el gobierno provisional del general Dámaso Berenguer, quien fue nombrado Presidente del Consejo de Ministros en 1931. Durante este periodo, el gobierno provisional intentó modernizar el país mediante reformas políticas, económicas y sociales. Sin embargo, estas reformas fueron bloqueadas por el régimen de la Segunda República Española, que fue establecido en el año 1931. La Segunda República fue gobernada por una coalición de diversos partidos políticos, entre los que destacaban el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la coalición de izquierda que incluía al Partido Comunista de España (PCE). El gobierno de la Segunda República estuvo en el poder hasta 1936, cuando fue derrocado por el Golpe de Estado de Francisco Franco.
La Revolución de 1934 fue un levantamiento armado ocurrido el 22 de octubre de 1934, en el que un grupo de oficiales del ejército argentino se sublevó contra el gobierno de la década de 1930. Esta sublevación fue apoyada por sectores de la izquierda, especialmente por parte del Partido Socialista. La insurgentes buscaban la destitución del entonces presidente Agustín P. Justo, y la formación de un gobierno de coalición de izquierda.
La Revolución de 1934 tuvo varias causas, entre ellas, el profundo descontento de la clase trabajadora con el gobierno de Justo. La pobreza y el desempleo eran muy altos, y existían grandes desigualdades sociales. El gobierno Justo también estaba muy acusado de corrupción y de ser cómplice de la concentración de la riqueza en manos de una minoría. Esta situación provocó una gran descontento social y el deseo de un cambio.
Además, el gobierno Justo había limitado algunas libertades civiles, como la libertad de prensa y la libertad de reunión. Esto provocó la ira de los sectores más progresistas y radicales del país, que veían en la Revolución de 1934 una oportunidad de cambio. Por otra parte, también existían tensiones entre Argentina y algunos países vecinos, principalmente con Chile, lo que también contribuyó a la crisis social.
En conclusión, la Revolución de 1934 fue una respuesta al descontento social y político provocado por el gobierno de Justo. Esta revolución tuvo como principales causas la pobreza, la desigualdad social, la corrupción y la limitación de algunas libertades civiles. Además, también existían tensiones entre Argentina y algunos países vecinos. Estas causas contribuyeron a la formación de un gobierno de coalición de izquierda.
En octubre de 1934, España estaba bajo el gobierno de la dictadura del General Francisco Franco. Desde finales de 1933, Franco, entonces Jefe de Estado Mayor de la Guerra, aprovechó una serie de levantamientos militares y fue ascendiendo en el escalafón hasta llegar al poder. El 1 de octubre de 1934, Franco se autoproclamó Jefe del Estado español. Esto supuso el fin de la Segunda República española.
A partir de este momento, Franco impuso una dictadura militar en la que se dictó la Ley de Sucesión del Estado. Esta ley establecía que, tras la muerte de Franco, la jefatura del Estado pasaría inmediatamente al Jefe de Estado de turno. Esta ley fue vigente hasta la aprobación de la Constitución de 1978.
Durante el gobierno de Franco, España experimentó una fuerte represión política y social. Los derechos humanos fueron violados y muchos españoles fueron encarcelados, torturados o asesinados sin juicio previo. El régimen de Franco también impuso una fuerte censura de la prensa, el cine y la televisión. La libertad de expresión y de reunión estaban completamente prohibidas.
Después de la muerte de Franco en 1975, el rey Juan Carlos I asumió el trono y comenzó una transición hacia la democracia. La Constitución de 1978 puso fin al régimen franquista y estableció un sistema político basado en la separación de poderes. Desde entonces, España es una democracia plural, con una amplia variedad de partidos políticos.
En octubre de 1934 se desató una revuelta en el Principado de Asturias, alimentada por los descontentos con las políticas económicas del gobierno de Derecha del presidente Niceto Alcalá-Zamora. Esta revuelta se conoce como la Revolución de Asturias. Los grupos insurrectos estaban liderados por el Partido Comunista de España, el Partido Obrero de Unificación Marxista y los sindicatos de la CNT-FAI.
Los rebeldes ocuparon las principales ciudades asturianas, incluyendo Oviedo, Gijón y Avilés. Exigieron el retorno a la República y la derogación de los recortes impuestos por el gobierno de Alcalá-Zamora. Además, los insurrectos establecieron su propio gobierno local, el Frente Popular de Asturias, encabezado por el dirigente comunista Santiago Carrillo.
El gobierno de Madrid decidió actuar con violencia y envió al ejército para sofocar la rebelión. El ejército reprimió brutalmente a los rebeldes, matando a muchos y encarcelando a miles más. La Revolución de Asturias fue sofocada en pocos días, pero el gobierno de Alcalá-Zamora fue obligado a dimitir como resultado de la revuelta.
La Revolución de Asturias de 1934 fue una de las primeras muestras de descontento popular contra el régimen de Derecha de la República Española. Fue una revuelta importante que marcó un hito en la historia de España y contribuyó a la caída del régimen de Derecha.